Los países que participaron este mes de marzo en la edición número 57 de la Comisión de la ONU sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer, decidieron finalmente aprobar una declaración conjunta condenando la violencia contra las mujeres y las niñas en el mundo. A pesar de las reservas mostradas en relación con los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres por parte de estados como Irán, Arabia Saudí, Sudán, Egipto o el Vaticano, se pudieron superar tras intensas negociaciones las diferencias y alcanzar el consenso en torno a un texto en el que los países se comprometen a tomar medidas concretas para abolir leyes y prácticas discriminatorias contra las mujeres y las niñas, y para acabar con la violencia contra ellas. En la declaración aprobada, considerada histórica por Michelle Bachelet, se insta a acabar con los matrimonios de menores, los matrimonios forzados o la mutilación genital femenina, y se pide que a las víctimas de violencia se les facilite contracepción de emergencia y posibilidad de abortar. Ban Ki-Moon, como Secretario General y máximo responsable de Naciones Unidas, recordó que “la violencia contra las mujeres es una horrenda violación de los derechos humanos, una amenaza global, una amenaza para la salud pública y un escándalo moral”, e insistió en la necesidad de seguir avanzando para que el derecho de las mujeres y las niñas a una vida libre de violencia sea "una realidad".
El mismo día en que se aprobó el acuerdo, la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, anunció su decisión de dejar el cargo para volver a la política nacional de Chile. Ban Ki-moon agradeció en un comunicado el trabajo de Bachelet, a la que elogió por su “liderazgo visionario” y su contribución a un mejor mundo para las mujeres durante su mandato.
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