Niños y adolescentes de la región del Pacífico podrían convertirse en objetivos del turismo sexual si los gobiernos de los países insulares no actúan pronto. Así lo han denunciado desde la filial neozelandesa de ECPAT, una organización internacional dedicada a combatir la explotación sexual infantil en todo el mundo, con presencia en numerosos países y sede central en Bangkok (Tailandia). La red ECPAT ("End Child Prostitution in Asian Tourism" / "Eliminemos la prostitución infantil en el turismo asiático"), nació en 1990 como una campaña en contra del turismo sexual con niños, tras la difusión de los resultados de investigaciones sobre el tema de la prostitución infantil y el turismo en Tailandia, Sri Lanka y Filipinas. La organización se extendió por otros países asiáticos, así como por Europa y América, transformándose su nombre completo en "Eliminemos la prostitución, la pornografía y la trata con propósitos sexuales de niños/as y adolescentes", aunque siguió denominándose con las mismas siglas. La llamada que lanza ahora Alan Bell, director de EPCAT en Nueva Zelanda, alerta sobre la posibilidad de que el auge de visitantes en la región del Pacífico, en donde el turismo funciona como motor de la economía, pueda contribuir a un aumento del turismo sexual. Otros aspectos sobre los que están trabajando se concretan en la introducción de un código de conducta empresarial para que los distintos negocios aseguren un entorno seguro para los menores, y la colaboración con los jóvenes locales. Los adolescentes, que representan más del 30% de la población en la zona, constituyen un colectivo vulnerable, al utilizar dispositivos portátiles que escapan del control parental.
Bell ha defendido la necesidad de reforzar las legislaciones contra el tráfico y el turismo sexual de forma preventiva, convencido de que "es mejor afrontar estos problemas desde la prevención que afrontar sus consecuencias".
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