En una reciente entrevista en el canal de TV Rossiya-24, el defensor ruso de los derechos de la infancia, Pavel Astakhov, ha mostrado abiertamente su oposición a que la educación sexual sea enseñada en las escuelas, y ha defendido la necesidad de impulsar una ley preventiva para garantizar este objetivo. Para este político, “la mejor educación sexual está en la literatura rusa y en la literatura en general”, pues todo lo que se necesita saber sobre el amor y las relaciones de pareja “está ahí, en la literatura”. Como propuesta alternativa sugirió la enseñanza de ética y salud reproductiva, materias que se podrían enseñar de modo similar a como se hacía en tiempos de la Unión Soviética. “Me opongo a cualquier tipo de educación sexual a los niños”, insisió Pavel, “se les debe educar en la castidad y en los valores de la familia”. “Es inaceptable permitir cosas que podrían corromperles”, aseguró. De este modo, Askhatov, en su cargo de Defensor del Menor, se une a la campaña gubernamental para proteger la “inocencia” de la infancia rusa.
De opinión contraria es Tanya Evlampieva, representante de la Fundación Focus-Media y defensora de una necesaria educación sexual para los jóvenes rusos. Según las encuestas que maneja su organización, un 90% de los menores de 17 años ya han mantenido relaciones sexuales, y la falta de información sexual genera mayores probabilidades de contraer VIH y un mayor riesgo de embarazos no deseados. Para Evlampieva, la educación sexual no debería restringirse a lo que es el acto sexual, pues niñas y niños deberían ser capaces de discutir además otras cosas del tipo “cómo elegir la pareja correcta y cómo decir no”.
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