Una ola de rebeldía se extiende por Tailandia entre las personas transexuales y homosexuales universitarias, que han decidió protestar para reclamar igualdad de derechos para todos los géneros a la hora de elegir la vestimenta con la que acudir a clase. La obligación de vestir en las universidades y escuelas del país el uniforme aprobado por las autoridades educativas sigue la tradición instaurada en la década de los 40 del pasado siglo, lo que implica falda para mujeres y pantalón para hombres. Su incumplimiento puede suponer la expulsión del centro e incluso la no admisión en ningún otro centro del país. El verano pasado, un grupo de estudiantes transexuales, de brillante expediente, amenazó con boicotear la ceremonia de graduación en la Universidad de Thammasat (Bangkok) si eran obligados a vestir para la ocasión el pantalón reglamentario del uniforme establecido para los varones. Aquel gesto desató la solidaridad del resto de estudiantes, y, aunque lograron permiso para acudir con falda, las autoridades educativas especificaron que se trataba de un caso especial que no implicaba una autorización general. “Aquí se respeta la tradición”, afirmó entonces el rector de la Universidad. Pero el ejemplo ha cundido entre otras universidades tailandesas, y decenas de estudiantes han emprendido una campaña exigiendo igualdad de de derechos para todos los géneros y libertad para elegir falda o pantalón.
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