A lo largo del año 2013 las Instituciones Europeas tuvieron ocasión de hacer política en materia de Salud Sexual y Educación Sexual, pero en dos ocasiones las iniciativas que hubieran podido llevarse a cabo a partir del Informe sobre Salud Sexual y Reproductiva, fueron bloqueadas por los representantes del Grupo Popular Europeo que rechazaron de plano dicho Informe.
Con esta actuación, los políticos populares no solo demostraron su desacuerdo. También mostraron su ceguera ante la diversidad sexual que existe en la sociedad en la que viven y a la que representan, así como falta de sensibilidad ante el tema de la sexualidad y las múltiples formas de expresión sexual. Pusieron de manifiesto su incultura por oponerse al conocimiento basado en la ciencia, sustituyéndolo por creencias e ideologías. Y una injusticia bordeando la ilegalidad por poner trabas a que se legisle en materia de educación sexual, limitando un derecho fundamental hace tiempo consagrado en las Constituciones europeas. Asimismo, su actuación podría calificarse de discriminatoria (por razón de sexo, género y orientación sexual), y de insolidaria con millones de personas que quieren decidir sobre sí mismas en materia sexual, sin que nadie les marque el camino que deben recorrer.
La "Propuesta de Resolución sobre Salud Sexual y Reproductiva y Derechos afines", también llamado Informe Estrela, fue rechazado por segunda vez el 10 de diciembre de 2013 por la mayoría del Parlamento Europeo, tras el primer rechazo del 22 de octubre. Con esta oposición se decía un rotundo no a la propuesta de la eurodiputada portuguesa Edite Estrela, alegando que "la formulación y la puesta en práctica de políticas sobre derechos de salud sexual y reproductiva y sobre la educación sexual en las escuelas son una competencia de los Estados miembros".
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