Hoy viernes se inauguran los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, y a ninguna de las ceremonias de apertura o clausura de los mismos asistirá ninguna figura política de primera fila de los Estados Unidos. Tampoco lo harán los presidentes de Francia ni de Alemania, en protesta por la regulación antigay rusa. Obama no ha ocultado su rechazo por la legislación antihomosexual y antilesbiana que se vive en Rusia desde la aprobación el pasado de junio de la normativa que prohíbe la propaganda homosexual, aunque se ha opuesto a un boicot a los Juegos de Invierno. Su respuesta desafiante consistió en la inclusión de dos deportistas gais entre los integrantes de la delegación estadounidense: la tenista Billie Jean King y la jugadora de hockey Caitlin Cahow.
La ley rusa no prohíbe expresamente ser homosexual o tener relaciones homosexuales, sino cualquier manifestación pública que pueda ser interpretada como "propaganda". El pasado 21 de enero un activista gay fue detenido por enarbolar una bandera arco iris al paso de la antorcha olímpica por Sochi, donde su alcalde apoyó y justificó la ley afirmando que "en nuestra ciudad no hay gais".
No se puede hablar de boicot, pero sí de gestos, como el del nadador olímpico finlandés Ari-Pekka Liukkonen, quien salió del armario para protestar por la política rusa. La Comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía en la Unión Europea, Viviane Reding, no acudirá a los Juegos como protesta. El ministro de Sanidad noruego, Bent Høie, ha anunciado que asistirá a los Juegos paralímpicos, que se celebran en paralelo, con su marido. Los patinadores Blake Skjellerup, de Nueva Zelanda, y la canadiense Anastasia Bucisi, han anunciado que desfilarán con una insignia de la bandera arco iris.
Las críticas se han hecho extensivas al Comité Olímpico Internacional (COI) por prohibir a los deportistas olímpicos cualquier tipo de manifestación o gesto político en protesta por la legislación rusa. Por esta razón adquiere relevancia el discurso de ayer del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, ante una sesión del COI, condenando la discriminación y los ataques basados en la orientación sexual de las personas.
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