En la España de hace 50 años la edad media de iniciación al sexo era de 23,8 años. En la actualidad se sitúa en torno a los 17 años, según el Informe Juventud en España 2012, pero siguen existiendo importantes lagunas educativas. El pasado mes de diciembre, en la presentación del estudio “Relaciones afectivas y sexualidad en la adolescencia”, de la Liga Española de la Educación, María Jesús Eresta, directora del proyecto, explicaba que los adolescentes son víctimas de una sociedad cargada de sexo con unos referentes adultos, los padres, que no están incorporando la educación en la salud sexual y reproductiva. Los adolescentes obtienen información de charlas en los centros educativos, amistades e internet; sólo un 12% la recibe de sus progenitores. El informe también alertaba de la vulnerabilidad de un sector de los adolescentes por la precocidad en el sexo y por prescindirse de métodos de protección.
Conocer las fases por las que atraviesa la sexualidad adolescente puede ayudar a mitigar el desconcierto que esta etapa causa, tanto en los jóvenes como en sus familias: amores platónicos, masturbación, deseo sexual, y, finalmente, comienzo de la vida sexual. Cada una de ellas debe afrontarse con sumo respeto, brindando comprensión e información en un ambiente de comunicación padres-hijos que considere la presión a la que muchos adolescentes están sometidos. Debe transmitirse el mensaje de que el sexo es placer y también responsabilidad. Los jóvenes deben saber que su vida sexual tiene que ser elegida y consentida, que ha de responder a sus intereses personales y no a la presión social, respetando siempre su cuerpo y el de su pareja.
Al llegar a la adolescencia, la sexualidad genera muchas preguntas que una correcta educación sexual debería ser capaz de responder, incidiendo tanto en la prevención y protección, como en el aspecto afectivo de las relaciones sexuales que no aparece en el modelo mostrado en las páginas pornográficas de internet.
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