La presión arterial alta está considerada como un problema médico que afecta a la cuarta parte de la población mundial. El denominado mal del siglo XXI tiene sus mayores enemigos en una dieta poco saludable y en el sedentarismo, por lo que los profesionales de la salud a menudo insisten en las ventajas de una actividad física regular y adecuada a las condiciones y edad de cada uno, como manera de controlar la hipertensión. Hace unos años, con motivo del Día Nacional de Combate a la Hipertensión, el entonces ministro de Salud de Brasil, José Gomes Temporao, no tuvo reparos en recomendar a la población la práctica del sexo como forma de prevenir los problemas cardíacos. "Las personas tienen que moverse. El partidillo (de fútbol) del fin de semana no debe ser la única actividad física de los brasileños. Los adultos deben practicar ejercicios, caminar, danzar, hacer sexo seguro", manifestó expresivamente en una campaña que buscaba mejorar los hábitos alimentarios y combatir la obesidad. "Además de comer cinco porciones de fruta al día, yo propondría practicar sexo cinco veces al día", indicó bromeando.
Además de constituir una placentera forma de mantenerse en forma, la actividad sexual reporta otros efectos beneficiosos: libera hormonas que mejoran el estado de ánimo, ayuda a controlar el dolor y facilita la relajación para dormir mejor. En el caso de las mujeres, además, sirve para regular el ciclo menstrual; y en el de los hombres, la eyaculación regular reduce el riesgo de cáncer de próstata.
En muchos casos, un cambio de dieta y un aumento de la actividad física tienen un efecto favorable sobre este problema silencioso que desconocen muchos de quienes lo padecen. Mantener una vida activa, también en el plano sexual, puede ayudar a combatirlo.
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