A comienzos del mes de abril, el jeque Sadeq al Ghariani, gran muftí o jurisconsulto musulmán de Libia, solicitaba mediante una carta enviada a la ministra de Asuntos Sociales del país que se prohibiese a las mujeres libias casarse con extranjeros, aunque fueran de religión musulmana. La misiva también fue publicada en Facebook, y respondía a las quejas manifestadas por ciudadanos libios ante el aumento de matrimonios registrados entre hombres sirios y turcos con mujeres libias, que supuestamente y aprovechando el clima caótico imperante en el país, tendrían como finalidad la conversión religiosa de las esposas. La respuesta gubernamental ante este llamamiento no se hizo esperar, y unos días más tarde, y a pesar de las críticas recibidas en las redes sociales por parte de defensores de los derechos de las mujeres y de activistas pro derechos humanos, el Ministerio de Asuntos Sociales de Libia decidió respaldar la “fatua” o decreto religioso que prohíbe a las mujeres casarse con extranjeros. De este modo, y según han informado fuentes gubernamentales al diario “Libya Herald”, el Gobierno habría ordenado suspender temporalmente la concesión de licencias a mujeres libias para contraer matrimonio con extranjeros hasta que haya normas jurídicas adecuadas sobre la materia.
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