Una prostituta de origen nigeriano fue lanzada por la ventana desde una altura de diez metros por el cliente con el que había contactado previamente en la calle. Los hechos ocurrieron el pasado 16 de noviembre en un domicilio de Barcelona a raíz, según la víctima, de un desacuerdo relativo a la práctica del acto sexual, lo que motivó la discusión y la posterior acción violenta. La mujer tuvo que ser ayudada por los bomberos mientras agentes de los Mossos d’Esquadra detenían al supuesto agresor, un hombre británico que permanecía escondido en la azotea del edificio y sobre el que pesa una orden de extradición a Italia. Apenas ocho días antes otro suceso violento tuvo lugar también en Barcelona, cuando la policía detuvo a un hombre por secuestrar a dos prostitutas en su piso y amenazarlas de muerte. Estos casos muestran la indefensión e inseguridad en que viven y trabajan las mujeres que se prostituyen en la calle, problemas que son aún mayores cuando se trata de mujeres inmigrantes. Al aislamiento y falta de amistades, desorientación por el continuo movimiento entre burdeles, falta de atención médica, vulnerabilidad a la extorsión y al chantaje, se añade la inseguridad por su situación legal. Según datos del Defensor del Pueblo basados en estimaciones del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado, en los últimos tres años el número de víctimas potenciales de la trata de personas con fines de explotación sexual "casi se ha triplicado en España. Si en 2009 se detectaron 6.157 personas susceptibles de explotación sexual, en 2012, las estimaciones elevan dramáticamente esa cifra hasta el entorno de las 15.000 víctimas". En cualquier caso, estos datos son orientativos, pues numerosas víctimas no denuncian su situación por miedo, al estar sometidas a presiones y amenazas personales y familiares, tanto en España como en sus países de origen.
La prostitución, como afirma la europarlamentaria sueca Anna Hedh, “constituye una violación fundamental de los derechos humanos de las mujeres y es una forma de violencia masculina”. “Además, también es un elemento importante de la esclavitud moderna en Europa el tráfico humano. Si logramos una sociedad libre de prostitución y de explotación sexual de mujeres y niñas, nos libraremos también de una gran parte del tráfico humano en la UE”.
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