El caso de la niña de 13 años recientemente asesinada en El Salobral (Albacete) ha vuelto a reabrir el debate respecto a la edad mínima legal a la que los adolescentes pueden mantener relaciones consentidas con un adulto. En España, esta edad está fijada en los 13 años, mientras que el matrimonio se permite, con permiso judicial, a los 14 años. La familia de Almudena, la joven asesinada por el hombre de 39 años con el que al parecer había mantenido una relación, no pudo hacer nada para evitar el desenlace. Por ello, varias ONG de protección a la infancia como UNICEF y Save the Children, entre otras voces de expertos, vienen reclamando que la edad de consentimiento sexual se eleve hasta los 15 o 16 años, para equipararla a los países de nuestro entorno cercano y para evitar los abusos sexuales a menores. Paralelamente, el Grupo Parlamentario socialista ha presentado una proposición no de ley para solicitar al Gobierno acordar "en el plazo más breve posible" las modificaciones normativas que procedan para elevar la edad legal de las relaciones sexuales consentidas y de matrimonio adolescente. El PSOE señala que España es el país de Europa con la edad mínima de consentimiento sexual más baja, establecida en 13 años, mientras que en Irlanda está establecido en 17 años; en Reino Unido, Noruega o Suiza, en 16; en Francia y Holanda, en 15 años, y 14 en Italia, "a excepción del Vaticano, que sorprendentemente establece la mayoría de edad sexual en los 12 años". El Ministerio de Sanidad afirma que está estudiando elevar esa edad para mejorar la protección de los menores. Para la diputada del PP Carmen Quintanilla, presidenta de la Comisión de Igualdad en el Congreso, es necesario "abordar una ley para evitar casos como el de El Salobral". "Habría que diferenciar bien entre la experimentación entre adolescentes y las relaciones sexuales entre un adulto y una niña".
Javier Urra, doctor en Psicología y Enfermería y primer defensor del Menor del Estado recuerda que en su momento, y bajo la excusa de no querer limitar la libertad a los jóvenes, no se quiso elevar la edad de consentimiento más allá de los 13 años. Urra no entra a valorar las relaciones entre personas de edad similar, de lo que habla este experto es de que un adulto no tiene una relación de igualdad con un niño o niña de 13 o 14 años. Como actual presidente de la Red Europea del Defensor del Menor y psicólogo de la Fiscalía de Madrid, sigue defendiendo que hay que aumentar esa edad como mínimo hasta los 15 años.
Otras voces, como la del ginecólogo José Luis Neyro, opinan que cambiar las leyes a partir de un caso puntual es un error, y que lo verdaderamente preocupante es el creciente número de embarazos entre adolescentes en una sociedad aparentemente cada vez más informada. También Isabel Serrano, ginecóloga y activista de la plataforma “decidir nos hace libres.org”, considera que no se precisa una edad legal y penal porque es algo extraordinario encontrar menores de 14 años manteniendo relaciones sexuales consentidas con adultos. En su opinión, además de que cambiar la ley no cambiaría las conductas de las personas, podría crearse un problema a los propios adolescentes. Desde la Federación Estatal de Planificación Familiar, Raquel Hurtado, coordinadora del Área Joven, también cree innecesario elevar el límite legal de consentimiento y pone el énfasis en la educación sexual de calidad.
Pero Javier Urra insiste en que su postura no es una cuestión de moralina. Se trata de sancionar al adulto que tiene una relación, aunque sea consentida, con una menor, pues su experiencia le dice que no se trata de casos aislados. En su opinión, “a los diputados les cuesta limitar los derechos de la infancia, pero igual que no les deja votar a los 14 años, también debería aumentar esa edad legal para mantener relaciones sexuales. No debemos acortar los tiempos de infancia porque aunque los tiempos cambien, los niños siguen siendo niños”.
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