La
trata de personas es uno de los negocios más importantes del crimen organizado,
y, aunque tienen múltiples facetas, como la mendicidad, el servicio doméstico o
el trabajo en fábricas, la prostitución sigue siendo de los más rentables. Han
pasado dos años desde que la ONU publicara el primer informe sobre la trata de
personas, en el que se calculaba que alrededor de 140.000 mujeres en Europa
Occidental eran víctimas de este negocio clandestino con fines de explotación
sexual.
En
el informe elaborado por los relatores de la ONU, a partir de sus datos y otros
recopilados por los diferentes países, así como con los procedentes de las
fiscalías, la policía y las ONG, se recalcaba que una de cada siete prostitutas
es víctima de la trata en Europa. Un mercado en permanente movilidad en el que
se calcula que se mueven al menos 2.500 millones de euros anuales, y que cada
año integra a 70.000 nuevas víctimas. Personas que pasan a sustituir a aquellas
que saldan sus deudas, salen del negocio o pasan a convertirse ellas mismas en
traficantes de personas como única alternativa a ser explotadas.
Las
mujeres llegan al país de destino, explica la ONU, engañadas y a veces
coaccionadas. Muchas de ellas sufren violencia antes y después de llegar a su
destino. Además, la ONU destaca la cada vez más importante presencia de
víctimas provenientes de China. Y es que, dependiendo de su procedencia, las
mujeres son obligadas a prostituirse en un lugar u otro. La explotación de las
víctimas de América Latina o los Balcanes se lleva a cabo en lugares
clandestinos, residencias privadas y burdeles. Las mujeres africanas son
obligadas a prostituirse en la calle.
El
informe de la ONU también habla de los consumidores de servicios sexuales. Entre
ellos destaca España., en donde un 39% de hombres reconoce haber pagado por
sexo alguna vez en su vida, una cifra calificada por la ONU de "atípica en
Europa". En Suiza son un 19% los hombres que afirman haberlo hecho, en
Holanda un 14% y en Suecia un 13%.
En
el año 2000, los Estados Unidos promulgaron la Ley de Protección de las
Víctimas de la Trata de Personas (Trafficking Victims Protection Act) y las
Naciones Unidas adoptaron el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la
trata de personas, en especial, mujeres y niños, conocido también como el
Protocolo de Palermo. De este modo se logró alcanzar un consenso general sobre
el deber de penalizar la trata de personas y sobre la necesaria respuesta de
los gobiernos, que debe incluir el paradigma de las 3 P: prevención,
procesamiento judicial del delito y protección de las víctimas.
Desde
entonces, el mundo ha dado grandes pasos para combatir la máxima forma de
explotación, tanto en lo que se refiere a lo que se sabe de este delito como a
la manera en que la sociedad responde al mismo, pero aún queda mucho camino por
delante.
Lo más reseñable es que, después de leer el artículo, lo que me haya sorprendido más es que en nuestro país, un 39% de los hombres hayan sido prostituidores ¡al menos una vez en su vida!. Han tomado el cuerpo de una mujer y han pagado por ello. Tras hacer esto, ¿habrán podido convivir con una mujer considerándola como igual?, ¿de qué manera se puede hacer una separación entre mujer objeto y mujer amiga, esposa, familia... y, sobre todo, persona? Es esto posible o ¿habría que determinar que casi la mitad de los hombres españoles nos consideran a todas las mujeres un objeto? ¿Qué pensáis?
ResponderEliminar