Un año más se ha celebrado el pasado 6 de febrero el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, una práctica que afecta actualmente a unos 140 millones de niñas y mujeres, y de la que cada año más de 3 millones de niñas corren el riesgo de sufrir, según datos de la Organizacíón Mundial de la Salud. Esta Organización se ha comprometido a erradicar este tipo de prácticas en el plazo de una generación, y a ese efecto realiza actividades de divulgación, investigación y orientación dirigidas a los profesionales de la salud y los sistemas de salud, pues existe la preocupante tendencia de que los propios prestadores de atención sanitaria realicen la mutilación genital femenina, contribuyendo de este modo a legitimarla y mantenerla.
La mutilación genital femenina se practica en la mayoría de los casos en la infancia, en algún momento entre la lactancia y los 15 años. Suele ser una práctica habitual en, al menos, 28 países de África, donde se estima que un 92, 5 millones de niñas y mujeres, desde los 10 años han sido víctimas de ella. Sucede también en otros países de Asia y Oriente Medio, y se lleva a cabo en todos los niveles educativos, en todas las clases sociales y entre muchos grupos religiosos (musulmanes, cristianos, animistas), pese a que ninguna religión la contempla como obligatoria.
Se consideran mutilaciones genitales femeninas todos los procedimientos que entrañen la ablación parcial o total de los genitales externos femeninos o la lesión de los órganos genitales femeninos que no respondan a razones médicas. La mutilación genital femenina carece de beneficios conocidos para la salud, pueden producir hemorragias graves, infecciones, problemas urinarios e incluso la muerte, y más tarde pueden causar complicaciones del parto y la muerte del recién nacido, todo ello asociado a una serie de riesgos a corto y largo plazo para la salud física, mental y sexual, y para el bienestar.
Asociaciones como Amnistía Internacional o el Lobby Europeo de Mujeres han alertado de que en Europa hay 500.000 mujeres y niñas que sufren las consecuncias permanentes de esta práctica, y otras 180.000 corren peligro de ser sometidas a ella cada año. La ONG Mujeres para el Diálogo y la Educación alerta de que niñas menores de 14 años sufren mutilación genital en España. Se trata de niñas procedentes de Nigeria, Senegal, Gambia, Guinea, Mauritania, Ghana y Camerún.
Estas ONG denuncian que desde 2010, cuando la Comisión Europea se comprometió a adoptar una estrategia sobre la violencia contra las mujeres, "no ha habido un intento coherente y estructurado de abordar esta violación de derechos humanos". Niñas que nacen en Europa, que tienen derechos, son llevadas a los países de origen de sus padres durante las vacaciones de verano y las obligan a someterse a la mutilación genital para garantizar que son aptas para contraer matrimonio o asegurar su estatus social. Asimismo, las ONG insisten en que la violencia contra las mujeres, de la que la mutilación genital es uno de los ejemplos más graves, es un fenómeno estructural generalizado: casi una de cada dos mujeres de la UE experimentará alguna forma de violencia durante su vida, una de cada cinco será víctima de violencia intrafamiliar y una de cada diez será violada u obligada a mantener relaciones sexuales.
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