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jueves, 21 de junio de 2012

VIDA SEXUAL TAMBIÉN EN LA RESIDENCIA




"La persona mayor que tiene deseo sexual pero que no puede mantener relaciones lo vive con ansiedad, rechazo y preocupación, lo que tiene repercusiones negativas en su estado de salud. Hay que enterrar la falsa creencia de que a determinada edad ya no se siente deseo sexual porque esto no es así necesariamente". Con esta rotundidad se expresó Carlos Verdejo Bravo, adjunto de geriatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y profesor asociado de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, en el 54 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y 24 Congreso da Sociedade Galega de Xerontología y Xeriatría (SGXX), celebrado recientemente en Santiago de Compostela.



Este especialista anima a las personas mayores con algún problema de salud que les dificulte su actividad sexual, a que acudan al geriatra y le expongan su situación personal para encontrar soluciones. "El hombre tiene menos inconvenientes a la hora de expresar sus deseos sexuales que la mujer. La mujer considera como algo más natural que conforme envejece pierde su sexualidad, algo que también han asimilado a la fertilidad. Muchas creen que porque ya no son fértiles no pueden tener relaciones sexuales".



Son muchas las voces de expertos que defienden los beneficios que la actividad sexual aporta a la calidad de vida de los mayores. En este sentido, los especialistas en geriatría no dudan al reclamar que el sexo forme parte de la atención integral de este colectivo, y que las residencias faciliten la máxima privacidad e intimidad a las personas mayores institucionalizadas, para que puedan mantener relaciones con naturalidad. En la sociedad actual, los valores que priman son la juventud, el vigor y la belleza, y en este ambiente algunas personas pueden avergonzarse de sentir deseo sexual o de mostrar su propio cuerpo. Muchas personas esconden sus sentimientos sexuales y sus deseos a medida que envejecen, pero los mayores que tienen una percepción positiva de su cuerpo y de su pareja tienen más posibilidades de mantener relaciones sexuales satisfactorias que aquellos que no las tienen. Y, como a cualquier edad, la sensibilidad hacia los cambios del otro miembro de la pareja es fundamental.



"La actividad sexual no desaparece en las personas mayores, sino que se modifica el patrón sexual, manteniendo otra serie de prácticas sexuales más comunes (masturbación, tocamientos) frente al patrón convencional del coito (penetración). Por ello, el comportamiento que las personas mayores van a tener en la esfera sexual es absolutamente individual, influyendo bastantes y diversos factores, tanto orgánicos como psico-sociales. Pero ningún cambio que se produce con el envejecimiento condiciona obligatoriamente el cese de la actividad sexual, sino que exige una adaptación del anciano a sus nuevas características", aclaró el doctor Verdejo.

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