Con este lema se celebró el pasado miércoles el primer día del orgasmo global por la paz, convocado por un grupo de psicólogos y terapeutas sexuales de Estados Unidos.
Según Victoria Sinclair, una de las organizadoras del evento que se define a sí misma como sacerdotisa de la paz, “la energía que desprende un orgasmo combinada con la visualización positiva podría ayudar a reducir los niveles mundiales de violencia, odio y miedo. Es un don biológico que debemos aprovechar”. Lo que se pretende con la celebración de este evento es dedicar cada orgasmo obtenido, no importa si en soledad o en compañía, a la resolución de conflictos, canalizando conscientemente la energía orgásmica para lograr un cambio positivo energético de la Tierra.
Para los organizadores del evento, cualquier lugar puede ser bueno para “concentrarse por la paz”, y aunque invitan a todo el mundo a participar en el orgasmo global, lo recomiendan especialmente para los países afectados por la guerra o la violencia. Asimismo, alientan la producción masiva de orgasmos en cualquier momento, si bien la luna llena, la luna nueva, así como los solsticios y equinoccios, resultan los más recomendables para lograr los efectos deseados.
No sabemos cuál habrá sido el porcentaje de participación ni los resultados de esta curiosa iniciativa. Al menos la intención parece inofensiva y para un buen fin.
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