SEGUNDA EDICIÓN DIGITAL DE LA REVISTA SEXPOL
Ya está disponible el segundo ejemplar de nuestra Revista, esta vez sólo gratuita para socios, y al precio de ---- euros para los que aún no os habéis decidido a serlo. Y llega repleto de interesantes artículos y referencias con los que afrontar el paréntesis estival y el otoño incierto que se avecina.
Comenzamos con una revisión del concepto de fantasía sexual, tradicionalmente asociado a experiencias agradables, pero que puede también adquirir connotaciones negativas, tanto en hombres como en mujeres, caracterizadas por sentimientos de culpabilidad, vergüenza o confusión. Los estudios sobre fantasías sexuales desagradables han contribuido a una mejor comprensión de las diferencias de sexo y a la adecuada utilización de las fantasías en el ámbito de la terapia.
Reservamos asimismo un espacio para la población LGTB, que todavía en nuestro país es víctima de comportamientos sociales discriminatorios, a pesar de que España aparezca situada a la cabeza de los países que contemplan leyes igualitarias para lesbianas, gais, transexuales y bisexuales.
Además de la sección en que nos hacemos eco de interesantes noticias que navegan por la red, incluimos artículos que invitan a la reflexión. En uno de ellos hablamos del precio que se cobra la belleza en la actualidad en forma de sufrimiento, enfermedad y trastornos de diversa índole, como consecuencia de la doble moral imperante en la sociedad moderna. En otro, se aborda la validez de la receta de pareja no convivencial, experiencia que, desde la perspectiva femenina, significa reforzar la identidad individual en un camino no exento de vértigo.
Hacemos un hueco para mostrar los beneficios del Baile de Salón como terapia de pareja, por sus efectos hormonales positivos que intensifican las relaciones emocionales.
Imprescindible para ellos resulta la lectura de las claves que deben conocer para ser catalogados de buenos amantes. Un auténtico manual de procedimiento con los 16 “puntos G” cuya consideración impedirá al género masculino escudarse en la complejidad de las mujeres a la hora de satisfacer a su pareja en el encuentro sexual.
Con claridad y profundidad se trata un tema tan poco visible hoy en día como es el de la sexualidad de los mayores, oculta por el modelo social y los valores estéticos actuales. Es fundamental desechar mitos y creencias que distorsionan la realidad y afrontar esa etapa de la vida de forma positiva, con conocimiento de los cambios fisiológicos que afectan de manera gradual a hombres y mujeres. Vivir la sexualidad de forma sana y placentera en la vejez es posible. Únicamente requiere adaptación a los cambios y búsqueda de nuevos recursos.
Finalmente, y por su especial relevancia, no podemos dejar de citar dos referencias bibliográficas de reciente publicación, muy distintas en apariencia, pero con el tema común subyacente del control de la sexualidad femenina.
En la primera, y bajo el título “Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad 1930-1980”, la doctora en Sociología Raquel Osborne ha conseguido sistematizar las dispersas investigaciones existentes y arrojar luz sobre el tema de las sexualidades disidentes durante el franquismo. Sexualidad y memoria histórica confluyen en este estudio que incide especialmente en las relaciones entre mujeres en un contexto concreto como es la etapa franquista y sus formas de control social de la sexualidad. Para Raquel Osborne, el franquismo consiguió negar la sexualidad autónoma de las mujeres creando dos modelos de mujer: la “doméstica”, dependiente del marido y sometida a sus deseos, y la “puta”, como mujer pública para entretenimiento del varón. Pero había grupos de mujeres, de clase trabajadora, que rompieron este modelo escapando de la moral restrictiva del franquismo, buscando espacios en los que hubiera mayor libertad para vivir las relaciones sexuales fuera del encorsetamiento que imponía la moral franquista.
“La prostitución”, de Beatriz Gimeno, el otro libro que ha merecido nuestra atención, es el resultado de cuatro años de investigación y el fruto de la preocupación de esta activista social por una cuestión que divide en dos mitades aparentemente irreconciliables al movimiento feminista: los abolicionistas frente a los regulacionistas.
Ante un debate irresoluble entre dos posturas que no admiten matices, la autora pretende superar esa manera rígida de comprender la prostitución modernizando los argumentos de ambas partes. Beatriz Gimeno se declara abolicionista de una institución que se mantiene porque resulta funcional y muy conveniente al patriarcado. Justifica su postura con un profundo análisis del tema que le permite afirmar rotundamente la incompatibilidad de la prostitución con la igualdad de género. Por constituir una forma de controlar la sexualidad de las mujeres y un refugio (no condenado socialmente) para las masculinidades acosadas, legalizarla significa legitimar esa desigualdad. Para la autora, ha habido y hay sociedades sin prostitución, pero su desaparición exige una profunda y lejana transformación social.
En definitiva, una nueva edición de esta vuestra Revista, fruto del trabajo y la reflexión de muchas personas. Esperamos que la disfrutéis.
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